martes, 27 de octubre de 2009

BIBLIOGRAFÍA ANOTADA

ENTORNOS VIRTUALES DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE (MESTRE GÓMEZ, FONSECA PÉREZ Y VALDÉS TAMAYO, 2007).

Mestre Gómez, U., Fonseca Pérez, J.J. y Valdés Tamayo, P.R. (2007). Entornos Virtuales de Enseñanza-Aprendizaje [Documento en Línea]. Disponible: http://revistas.mes.edu.cu/eduniv/02-Libros-por-ISBN/0601-0700/978-959-16-0637-2-Entornos-Virtuales.pdf (Consulta: 2009, Octubre 25).
El Doctor Ulises Mestre Gómez, es licenciado en Educación Pedagógica (mención Física y Astronomía) con Doctorado en Ciencias Pedagógicas. Coautor de los textos para la Maestría en Ciencias de la Educación de las asignaturas Diseño curricular y Dinámica del proceso de enseñanza - aprendizaje. Docente de las asignaturas Didáctica de la Educación Superior, Diseño Curricular, Dinámica del proceso de enseñanza - aprendizaje e Informática educativa en la Universidad de Las Tunas en Cuba. El Magister Juan José Fonseca Pérez y el Licenciado en Educación Pedro Roberto Valdés Tamayo fungen como Coordinadores de Investigaciones en el Centro de Estudios de Didáctica Universitaria de la Universidad de Las Tunas en Cuba y han sido coautores de diferentes publicaciones relacionadas con la educación a distancia.
En el documento “Entornos Virtuales de Enseñanza-Aprendizaje”, los autores definen al entorno virtual de enseñanza - aprendizaje (EVE-A) como un conjunto de facilidades informáticas y telemáticas para la comunicación y el intercambio de información en el que se desarrollan procesos de enseñanza - aprendizaje. También acotan que en un EVE-A interactúan, fundamentalmente, profesores y estudiantes. Sin embargo, la naturaleza del medio impone la participación en momentos clave del proceso de otros roles: administrador del sistema informático, expertos en media, personal de apoyo, etc. Continuán su exposición los autores expresando que la utilización de espacios virtuales para la formación ha generado nuevos tipos de espacios de enseñanza y también de aprendizaje en los que ni el profesor ni los alumnos necesitan las sesiones cara a cara típicas de los planteamientos presenciales. Por lo tanto, resulta de vital urgencia revisar los roles clásicos del profesor y del estudiante.
En el caso de los profesores es necesario determinar cuáles son las estrategias que permitirán desarrollar sus funciones en un entorno de estas características. Además, el profesor, comentan los autores, para poder desarrollar su función docente en un entorno tecnológico deberá contar necesariamente con un buen dominio de la tecnología a nivel de usuario (como mínimo) y será tanto más creativo e innovador cuanta más capacidad tenga para comprender (aunque no tendrá que diseñar) todos los aspectos técnicos.
En el caso de los estudiantes, los mismos tendrán una parte activa en el proceso de EVE-A y no sólo pasiva (de meros receptores) como suele ocurrir con frecuencia en los entornos presenciales. Los feed-backs que ellos puedan generar dentro del sistema serán fundamentales para que el sistema sea capaz de adaptarse a las necesidades de los usuarios.
En la obra los autores se pasean por diferentes recursos y medios de comunicación virtuales a fin de evaluar aquellas características que permitan el ventajismo en la transición de la enseñanza-aprendizaje desde un entorno presencial a otro virtual. De igual manera, ahondan en los factores que permiten evaluar la calidad de los procesos de formación en los entornos virtuales, tales como, las condiciones técnicas del entorno virtual, las características personales de los estudiantes y de los profesores, sus habilidades para el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, su capacidad de adaptación a los nuevos entornos de aprendizaje los objetos de aprendizaje y contenidos que han de ser aprendidos, las metodologías de enseñanza-aprendizaje, los recursos multimedia, las interacciones entre profesores y estudiantes y, por supuesto, la calidad de los diseños pedagógicos utilizados.
Para el análisis, los autores consideran las referencias bibliográficas como fuente primaria de su investigación. De igual forma se apoyan en su experiencia académica y del contacto directo con colegas y estudiantes.
Los autores concluyen que para evaluar la calidad de la docencia dentro de los entornos virtuales es necesario considerar tres inputs: un externo (estudiantes), un interno (docentes) y los resultados académicos obtenidos por los estudiantes también constituyen un indicador de la eficacia de la acción docente.
Al final del “paper” los autores presentan un listín de más de 50 bibliografías que sirven de ayuda para complementar la investigación.

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